Playa de Ris Playa de Trengandin |
![]() ![]() Frente a Rís, como protegiendo la playa, se encuentra la isla de San Pedruco, a la que es posible acceder en la bajamar. Habitada por millares de gaviotas, conserva en sus entrañas los restos de la ermita de San Pedruco, una de las primeras y más primitivas que se construyeron en Noja. Valorada desde hace mucho tiempo, viene recibiendo el reconocimiento de la Unión Europea, que le otorga la Bandera Azul de los Mares Limpios de Europa. ![]() En mareas vivas se puede acceder a pie hasta la Isla de San Pedruco, con su pequeña ermita medieval y sus higueras silvestres. Bien sea sobre toallas o en cómodas tumbonas de alquiler, miles de veraneantes, disfrutan en verano de su cálido sol. También pasear en invierno es una delicia, protegido del aire o la lluvia y disfrutando del aroma del yodo y la sal. ![]() Tiene servicio de duchas, alquiler de pedalos y piraguas y sus aguas son excelentes para practicar la vela, el windsurf y la pesca submarina. Llegando el otoño también es buena playa de surf. Vista playa de Ris Vista de atardecer en Ris |
Ir a playa de Ris ![]() ![]() Trengandín o la ”playa grande” es silenciosa e íntima, con su fina y dorada arena bañada por cristalinas aguas, mecidas por suaves ondas que apenas despiertan rumor al encontrar la orilla. La bajamar descubre poco a poco negras y afiladas rocas, como menhires prehistóricos que apuntan contra el cielo, formando un inconfundible paisaje lunar. Hay quien dice que antiguamente se salía de noche, con luna creciente, a pescar morenas delante de Trengandín y para llamarlas se les cantaba una canción sin palabras, primero susurrante y lánguida y después aguda, que parecía que viniese del fondo del mar o de ánimas perdidas en la noche, un canto tan antiguo como Noja que ahora ya nadie conoce y se ha perdido. Aunque ya no volverán aquellos ritos, las siluetas oscuras de las rocas que asoman en la bajamar sugieren cierta espiritualidad que nos lleva a otro tiempo, al recuerdo, a otras gentes y, por qué no, también a un bello bosque de enigmas que nace en la imaginación cargado de secretos. ![]() Su segunda mitad, coincide con el barrio de Helgueras y se conoce por ese nombre o playa de Las Doradas, por la cantidad de ese sabroso pescado que se captura en ella. Hasta Helgueras se llega en coche y de ahí en adelante hay que seguir a pie, con lo que la densidad de visitantes es baja y se convierte en una de los pocos parajes salvajes que quedan en nuestras costas. ![]() De esta playa cabe destacar la calidad de sus aguas y sus servicios, entre los que se encuentran tumbonas, piraguas, pedalos, duchas y la proximidad de bares, hoteles, chiringuitos y restaurantes. Vista playa de Trengandin Vista marea baja en Trengandin |