19/3/2024
Noja recrea su declaración de villa independiente con honores
 

Con las calles engalanadas, un mercado de época y grandes fastos, los lugareños revivieron este crucial acontecimiento. El sonido de dos tambores anuncio la llegada, poco después del mediodía, del cortejo real a la plaza de la villa. El monarca Felipe IV y esposa Isabel de Borbón encabezaron una comitiva formada por caballeros y damas vestidos de época y unos divertidos bufones. «¡Qué viva el rey!», gritaban los asistentes a su paso.

Por primera vez en la historia de este festejo, todos los personajes de la representación fueron interpretados por los propios vecinos a diferencia de ediciones pasadas, que se contrataba a una compañía de teatro. Los nojeños, con gran ilusión y esfuerzo, cada año se implican más en este evento confeccionando los trajes que lucen en la recreación y, desde este 2024, protagonizando también la puesta en escena.

Para que el público entendiera lo que iba a presenciar, un narrador explicó que en 1644 la población de Noja «estaba bajo el yugo y el mandato del corregidor de Laredo y el consejo de alcaldes de Siete Villas». A los nojeños no les gustaba esta situación porque les «gravaban con altos impuestos e imponían sanciones injustificadas para recaudar dinero y debilitar en todo lo posible a la naciente urbe». Es por ello, que enviaron una petición al rey Felipe IV para que le fuera concedida a Noja la categoría de villa.

Los monarcas subieron al templete de la plaza y sentados en las sillas presenciaron como las cuatro banderías de Noja -Helgueras, Ris, Fonegra y Cabanzo- se unieron para apoyar la solicitud de autonomía. El corregidor de Laredo y alcalde de Siete Villas compareció, entre gritos y abucheos, para mostrar su oposición a que Noja fuera declarada villa, advirtiendo que, de ser así, «serian multados con 500 ducados».

Finalmente, el Rey concedió a Noja el denominado 'Privilegio de Vara', pasando a tener su propia jurisdicción. Domingo García y Cilla fue elegido primer alcalde y subió pletórico al escenario para recoger la vara entre los aplausos de los presentes y las exclamaciones: «¡Viva Noja!».

Tras el acto principal, el gentío pudo disfrutar del mercado del Siglo de Oro, pasacalles, música, justas de caballeros y fuegos artificiales para despedir a sus Majestades.





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